Quien haya leído La casa de las bellas durmientes, aquella novela corta del japonés Yasunari Kawabata, premio Nobel de Literatura en 1968, posiblemente recuerde una evocación de su protagonista Eguchi, que a sus sesenta y siete años cultivaba el vicio de distraerse mirando cómo dormían las muchachas narcotizadas de un burdel.
En cierta página, el tal Eguchi recordaba un momento de juventud: el instante en el que la esposa de un ejecutivo
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Categorías:Opinión
Desde luego!!!! Vaya etapa… ¡Todos los días unos cuantos corruptos nuevos en el telediario…! Esto es un horror….!!!! Ya no sé quien quiero que gobierne, o que haya elecciones anticipadas, o hacerme happy….!!!!! Un básico, guapo!
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